Un Napolitano debe aprender desde pequeño a valorar su humor más que su propia salud. Un Napolitano rara vez es atractivo para una mujer a simple vista, su secreto y éxito casi asegurado se encuentra en su yo interior. Pasa que el muy maldito suele estar tapado de milanesas, papas fritas, grasas trans y calorías, y suele ser medio vago, entonces hay que animarlo a salir utilizando las herramientas que le brinda el humor.
Un buen Napolitano sobre todo sabe de reírse de sí mismo. Un Napolitano no se reirá de otro Napolitano al menos que todo sea parte de una maraña de bromas y chistes varios, un Napolitano respeta al prójimo como se respeta un plato de milanesa napolitana con fritas.
Un buen napolitano conoce sus limitaciones, aunque a veces es engañado por su pasado. Este es un ejemplo real sucedido está semana al vocal de los napolitanos:
- Me gustaría probarme este, el pantalón de cuadraditos, el de rayitas verticales no porque me hace muy gordo (el vendedor atrás del mostrador lo mira como diciendo “dale gordo, echale la culpa a las rayitas”)
- Como no señor, ¿en que talle se lo traigo? (pregunta el vendedor mientras relojea al Napolitano de arriba a abajo dándose cuenta que no le alcanzan las manos para hacer los cálculos)
- Traeme un 44 (el Napolitano ve que el vendedor se rie por lo bajo, pero igual sale a buscar lo solicitado).
- Acá tiene señor
El Napolitano entra al vestidor y se da cuenta que el pantalón solicitado no le sube las rodillas
- Mejor traeme un 46 (le grita al vendedor desde atrás de la cortina)
El vendedor se lo entrega. Ahora el pantalón sube, pero el cierre no sube ni un cachito (y no porque esté trabado)
- Me parece que me va a quedar mejor un 48, ¿tendrás?
- Si, como no (le dice el vendedor y vuelve a reirse por lo bajo)
El Napolitano se cansa de pelear con los malditos talles y prefiere retirarse del comercio con la frente en alto.
- Este me anduvo bárbaro, medio sueltito, pero no me convence el color. Gracias igual
- Cuando quiera señor, cuando quiera (le dice el vendedor mientras le señala al compañero con las cejas la casa de ropa de talles especiales que hay cruzando la calle, a la que tendría que haber acudido de entrada el Napolitano).
Hola , soy española y vivo en Italia desde siempre . Hace unos tres años aproximadamente , conocí através del tenis a unos chicos napolitano. Me he enamorado de ellos enseguida , te hacen reír aunque estés de mal humor , y sono muy cariñosos . Les encantan los españoles !
ResponderEliminarAhora tengo novio , y es de Nápoles ! Hace poco fui a verle y nunca habia estado en esa ciudad tan maravillosa! Me he enamorado de ella y de su gente .
Me han hecho piropos en todos los sitios que he pasado , me han sonreido siempre , y me encanta como hablan ; son muy expontáneos .
Me recuerdan mucho a los andaluces !
Un beso :)
A mi me ha pasado algo parecido! Me siento muy bien allí con ellos... Me parece un sitio maravilloso por la gente que vive... Al menos la que conoci yo! Un poquito de napolitanismo no viene mal al mundo...
ResponderEliminarYo creo que no hay ciudades como Napoles en este mundo. Como se come, como se vive, hay sonrisas en cada angulo de la ciudad y son los cicos que encontraras en tu vida. Respectalos y te ganaras su alma.
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